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Tabula rasa

Derribar y dejar solo un solar vacío; luego construir encima bloques que sean lo más diferente posible de lo que había; para que desaparezca hasta el recuerdo de lo que había sido Bon Pastor y sus casas baratas. Su gente, su historia, sus luchas, su ilusión de formar parte activa de la ciudad. Los proleatarios, para el Ayuntamiento, siempre serán carne de cañón; sus casas, estorbos para la construcción; sus tierras, vacíos urbanos listos para ser ocupados.

Sus organizaciones, se compran y se venden, al mejor postor, para que sirvan los sueños de dominio de los verdaderos amos de la ciudad.

Ha empezado el derribo de la segunda fase de casas baratas. Los vecinos que tienen piso, ya están dentro; los que no, preparándose para dejar el barrio.

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